Y tal vez por saber que cualquier intención táctica no se torna cultura comportamental en una semana de entrenamiento y, mucho menos, en una breve explicación en el vestuario o en el banco de suplentes antes de una sustitución, Camacho se muestra sorprendido al constatar que, en Portugal, los entrenadores, por jugar contra su equipo, alteran su forma habitual de jugar. De ahí que, como vimos, Mourinho afirme: “cuando se posee la pelota, también se tiene que pensar defensivamente el juego, de la misma forma que, cuando se está sin ella y se está en una situación defensiva, también se tiene que estar pensando de una forma ofensiva y preparando el momento en que se recupere la posesión”. Lo importante es, donde queremos comenzar la presión para recuperar la pelota, y que estemos organizados. Defender con presión es obligar a que el adversario falle. De hecho, Tadeia afirma que “cuando se quiere decir que un equipo está defendendiendo mal o que está permitiendo que el adversario haga todo lo que quiere con la pelota, se dice que el equipo está defendendiendo en zona. Si esto se hace bien, sólo puede sucede esto: o el adversario pierde la pelota, o intenta circular con ella, pero ahí sólo puede jugar para atrás, normalmente en los pasillos laterales.
Ahora, jugar en zona no es tener a todos los jugadores jugando dentro de nuestra área, sino que el adversario juegue la pelota entre su defensa y que nuestro equipo esté todo detrás de la línea de la pelota”. En la misma línea de razonamiento, Carvalhal nos dice que “la agresividad no tiene nada que ver con el hecho de que el equipo defienda en zona, hombre a hombre o individualmente. «O Jogo», 28/03/2004), hablando del partido entre el Sporting y el Paços de Ferreira para la SuperLiga 2003/2004, explica que los pacenses han “creado dos o tres situaciones con mucho peligro” diciendo que, “cuando se busca la victoria contra un equipo que tiene diez jugadores detrás de la línea del balón, es natural que se desguarnezca un poco la defensa”. En la misma línea, Rui Quinta entiende que “defender en zona tiene que ver con la relación que se establece entre los diferentes elementos del equipo, los cuales juegan, fundamentalmente, en función del espacio y del balón, siempre con el objetivo de reducirle el espacio de acción al adversario, con comportamientos agresivos sobre el portador del balón y con la reducción de espacios”.
Cuestionado sobre si sería posible defender adelantado «zonalmente», L. afirma que “hacer eso sería dar mucho tiempo y espacio al adversario para pensar y sería dar mucho espacio a nuestras espaldas. Se reagrupan todos en su medio campo, ceden el centro del campo al rival, después esperan a que exista un error del adversario. O sea, la gran diferencia entre la zona y la presión está en que un equipo que defiende con presión intenta obligar al adversario a errar mientras que un equipo que juega en zona espera normalmente por el error del adversario. La situación apuntada por A. (uno o dos jugadores ser superados por el adversario en posesión de la pelota) puede tener, de hecho, consecuencias gravísimas en una «defensa hombre a hombre». Veamos las palabras de Camacho sobre el hecho de dar la iniciativa al adversario como una de las desventajas de la «zona»: “¡ «zona», el equipo se encuentra en superioridad posicional, temporal y numérica en los espacios vitales del juego, lo que le permite ejercer continuamente presión sobre los sucesivos portadores del balón y estar más predispuesto para acciones de anticipación.
Éste comanda el movimiento de mis jugadores, esto es, no es el rival quien va a comandar la forma como mis jugadores se van a mover, sino la posición del balón”. ”. En esta forma de organización defensiva, los espacios parecen ser, de hecho, la gran «referencia-objetivo» del «marcaje» y la posición del balón la principal «referencia de posicionamiento». El modo cómo Mourinho explica el «marcaje» también podría servir para explicar el funcionamiento «zonal». Pero, no nos dice cómo ese «marcaje» se traduce en la práctica. Discordamos por completo de la opinión de A., al pensar que el problema está precisamente en la forma cómo se entiende la organización defensiva del equipo. Por ello afirmamos que la homogeneidad (que pasa por el no acompañamiento de jugadores) y la solidaridad son dos «propiedades» vitales para la cohesión defensiva de un equipo. Interesa, por lo tanto, saber cuáles son los presupuestos tácticos que delimitan verdaderamente esta forma de organización defensiva.
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