Aunque Jesualdo y Costa evidencien la preocupación de que se haga el «campo pequeño» junto al balón, su entendimiento de cortar líneas de pase parece también acabar siendo éste, pues sólo eso justifica la obsesión por los «marcajes encima» en esos espacios. Acompañar de cerca y paso a paso a los adversarios, impidiendo o condicionando sus tareas ofensivas (aunque normalmente los jugadores apenas lo hagan en sus radios de acción), es, en el fútbol portugués, el entendimiento común del concepto de «marcaje». Para estos entrevistados, la acción de «marcaje» está reducida a la «perspectiva vigente» – acompañar de cerca y paso a paso a los adversarios, impidiendo o condicionando sus tareas ofensivas -, aunque normalmente los jugadores apenas lo hagan en sus radios de acción. “La experiencia me dice que, siempre que coloco a mi equipo al ataque, gano más veces, aunque esa posibilidad de ser muy ofensivo surja en función del equilibrio del propio equipo. Guilherme Oliveira comparte nuestra idea y nos dice que “defender en zona también es hacer que el adversario juegue en función de aquello que pretendemos.
Él defiende su zona y, si los compañeros también se posicionan correctamente, no hay problema. En cuanto a la pelota como referencia, nos permite hacer un «barrido» de los espacios según su importância y, de esa forma, tornar compacto al bloque defensivo , la referencia compañeros nos posibilita el escalonamiento permanente de las diferentes líneas y, en esa medida, la existencia de un «sistema de coberturas sucesivas». Ahora, en un verdadero bloque presionante, en el que las tres líneas están perfectamente compactadas, no veo esto”. Para nosotros, no podría ser de otra forma, en la medida en que el énfasis puesto en la dimensión estratégica no puede interferir con lo que son los grandes principios, en caso contrario acaba por tornarse un «atractivo extraño» y poner en riesgo la fluidez funcional del bloque defensivo. Resumiendo, tal como explica Carvalhal, un «patrón defensivo zonal» nos permite contemplar todo un conjunto de situaciones que nos posibilitan inducir a los rivales a un determinado tipo de comportamientos que sean ventajosos para nosotros, sin que ellas se perciban.
El equipo presiona como un todo, presiona como un bloque, cuando hay movimientos verticales de presión mi línea defensiva hace el mismo tipo de movimiento, con las línes juntas, compactas y no dejando jugar en el espacio entre nuestra defensa y el portero”. Cuando se trabaja una zona, el marcaje del espacio y de las potenciales líneas de circulación del balón es fundamental. Véase, por ejemplo, a Ricardo Carvalho y su forma de jugar: la disponibilidad que tiene para participar en la ofensiva, lo hace porque tiene una mentalidad de zona, una intención constructiva. Y el cerrar es ocupar el espacio en esa zona, para disminuir el tiempo de acción del adversario y obligarlo a jugar la pelota para otras zonas, no hacia nuestra portería”, explica. Considero que los jugadores están siempre muy bien posicionados, o sea, como dominan muy bien la relación de espacio entre ellos, da siempre la sensación de que ellos corren mucho, porque colocan siempre muchos jugadores en la zona efectiva de juego. Como existe una relación muy grande entre esos dos momentos del juego – la defensa y el ataque -, cuanto mejor se defienda más fácil será después atacar, desde que los dos momentos se articulen de la mejor forma posible.
Una cosa son las líneas de pase, otra cosa son las posiciones de recepción de la pelota. Más que marcar a un jugador, debemos marcar las posibilidades que éste tenga de hacer circular la pelota o de recibirla, y no el jugador en sí. Igualmente, Guilherme Oliveira afirma que apuesta por jugar lo más posible al ataque, porque cuanto más lo haga de una forma equilibrada, más posibilidades tiene de ganar. Citamos nuevamente a Frade (2004): “la inteligencia es una emergencia” y emerge en el seno del equipo por el entrenamiento. La gente piensa que no se defiende en Portugal y, fundamentalmente, el Oporto es el equipo que mejor defiende en Portugal”. A., J. y L. son ejemplos de lo que acabamos de afirmar. Y, ésta es, claramente, la perspectiva de A., J. y L.. Y, de hecho, esta idea de «marcaje» está patente en las palabras de A., J., L. y Lobo.
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